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Willy Chirino, Albita, Ray Ruiz, Hansel & Raúl y Celia Cruz All Stars (un grupo de músicos que rinde tributo a la Guarachera de Cuba) le pusieron “azúcar” al escenario del Anfiteatro Gibson con una explosión de música caribeña hecha cien por ciento con talento de Cuba
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Tras casi dos décadas de carrera musical, el cubano Rey Ruiz sigue siendo el Bombón de la salsa que endulza la vida de sus fanáticos.

ISMAEL CRUCETA/Madrid

Hoy, está tranquilo, y no es para menos, puesto que son 19 años ya los que lleva de trayectoria discográfi ca, desde que lanzó aquel No me acostumbro, un éxito rotundo en toda Hispanoamérica que sigue sonando aún, como un clásico atemporal de la salsa. “Es una fortuna llevar tanto tiempo cantando para el público”, dice el cubano, que ha estado recientemente por España tocando en directo, adonde llegó acompañado por un grupo de músicos internacional, entre ellos, venezolanos, dominicanos y ecuatorianos, lo que desmonta los argumentos de aquéllos que dicen que el multiculturalismo ha fracasado.

“Lo hacemos lo mejor que podemos”, añade divertido el artista, avalado por numerosos premios internacionales. Desde aquellos inicios discográfi - cos, instalado ya en Miami, le apodaron El bombón de la salsa, “un sobrenombre y un piropo” que le puso una locutora de la radio de Miami. “Parece que le gustaba mi música y parece que yo también”, recuerda, aunque reconoce que prefi ere que le llamen simplemente Rey. Renacer en la diáspora El salsero se crió en La Habana, escuchando música cubana. Pero cuando salió su primer disco, ya estaba instalado en Estados Unidos.

“Durante un tiempo, estuve desconectado de la música de mi país y me mantuve más pendiente de lo que se hacía en Puerto Rico, que tenía una infl uencia mucho más importante sobre lo que yo hacía, imprescindible para seguir desarrollándome”, explica. “Cuando llegué a Miami, fue como volver a nacer. Dejé de estar en un país cerrado, en el que cosas de la vida cotidiana, como tomar una Coca-Cola, es algo especial”, dice. “¡Esta comida en Cuba hubiera sido memorable!”, exclama echando un vistazo a las delicias colombianas que hay sobre la mesa de La Fogata, el restaurante madrileño en el que atiende a Sí: patacón relleno de gambas, una ensalada de aguacate, unas empanaditas de carne, un ajiaco, una bandeja paisa… Eso sí, durante todos estos años ha mantenido un vínculo con Cuba que se refl eja en su acento. “Si soy cubano, tengo que sonar cubano”, dice divertido. “Además, Miami es la provincia más al norte que tiene Cuba”, añade.

Pero, aunque regresó a la isla en septiembre de 2010 por primera vez desde que se marchó de allí, y disfrutó de unos días de vacaciones con su familia, en los que todo el mundo le trató muy bien, sabe que su futuro está en Estados Unidos, “porque en Cuba, con Raúl Castro, hay una continuidad política”, y él, donde se siente a gusto, es en Miami. Con todo, reconoce a Sí que le encantaría cantar en la isla. “¡Ojalá, estoy loco por tocar allá algún día!”, afi rma. Sus preferidas El artista acaba de realizar una mini gira de conciertos por varias ciudades de España, en la que, además de interpretar sus éxitos conocidos por todos, como El diablo anda suelto o Mi media mitad, ha cantado algunos de los temas incluidos en Mis preferidas, la última compilación discográfi ca en la que rescata piezas de sus discos que no fueron singles.

“Mucha gente piensa que la canción que suena en la radio es la mejor, o mi favorita, pero eso no es siempre así, por lo que quería poner énfasis en estos temas que han pasado más inadvertidos”, explica. Canciones que han ido publicándose a lo largo de casi estas dos décadas en las que ha evolucionado como artista y como persona, a la par que su público, con el que siempre es amable. “Hagas lo que hagas en la vida, siempre maduras”, dice el salsero. Ahora, está preparando un nuevo álbum en el que incluirá canciones inéditas, aunque lo más probable es que hasta 2012 no vea la luz. En él, seguro seguirá cantando a la salsa, un ritmo que no pasa de moda. Y seguirá, también, dedicándole temas al amor. “La fórmula de cantarle al amor y al desamor es inagotable, siempre y cuando se haga actual, y va a seguir funcionando, por los siglos de los siglos”. Amén.
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